Hay quienes acompañaron la obra de sus esposos, otras enfrentaron la adversidad, con valentía, pero en todos los casos, guiadas por las directivas Divinas, privilegiando a esta ciudad con sus espíritus tenaces y fidelidad sin limites.

lunes, 24 de diciembre de 2007

JUANITA BARTELINK

Juanita nació en la provincia de Corrientes el 8 de diciembre de 1894.
Cuando era muy joven sus padres vinieron a Rosario, donde se convirtieron, bautizaron y congregaron en calle Brown 2046.
Juanita comenzó a asistir a la Escuela Dominical teniendo solamente cuatro años de edad. Con el tiempo conoció y se hizo amiga de Aurora Entío y Emilia Spooner (hija de George Spoonner) ambas convertidas y miembros de dicha iglesia. Juanita también era del Señor. No podía precisar el momento exacto de su conversión pero gozaba de la plena seguridad de su Salvación y no cabe duda que su carácter humilde, dulce y sincero fue un poderoso testimonio de la obra del Espíritu en su vida.
En estos últimos años fue amante al estudio, inteligente y trabajadora.
También aprendió y tocaba regularmente el armonio y fue aficionada al canto.
Durante una reciente enfermedad de la madre, Juanita, con solo 14 años, atendió los asuntos domésticos y sustituyo momentaneamente pero con suma responsabilidad el lugar materno para con sus 4 hermanitas.
Aunque muchas veces debió faltar a la Escuela Dominical, por diversas dificultades, siempre mantuvo el interés por ella y asistió mientras pudo.
En forma casi repentina Juanita enfermo gravemente, enfermedad que se acentuaba cada dia mas hasta que un día dejo de asistir en forma definitiva a aquella Escuela Dominical que fue el deber y recreo de su vida, en la cual se había complacido de pertenecer.
Postrada en su cama pedía que se le cantara un himno que era uno de sus predilectos y les recordaba a sus padres lo que la señorita Ruth Spooner le había enseñado del mismo hace unos años atrás.
Eran las 6 de la mañana del 29 de Junio de 1910, cuando el final de corta vida pidió a su padre que le leyera el Salmo 23 y que orara, balbuceando ella misma una oración, que por su debilidad se hizo solo perceptible por el movimiento de sus labios.
En un momento su padre le pregunto; "Juanita, estas muy débil, no queremos perderte, sin embargo, parece el Señor te va a llevar, estas lista... ?
Ella con cara sonriente le contestó, en frases interrumpidas por la debilidad.
"Lista... ...si... ...lista, estoy tranquila... ...yo sé... ...a donde voy", y pidió nuevamente que orara.
Así con seguridad hasta el ultimo instante, y con gozo paso a la presencia de su amante Salvador cuando eran las 7 de la mañana y alboreaba para Juanita el nuevo día, día que no llegará a su fin.

"Querida Juanita... Deja un gran vacío en el hogar, en el corazón amante de la madre, y en la Escuela Dominical, pero gracias a Dios, sabemos donde está;
"Con Cristo que es mucho mejor"
Su vida aquí fue corta, pero bien aprovechada y terminada en felicidad. Ha ido a oír las preciosas palabras
"bien hecho, buen siervo y fiel, entra en el gozo de tu Señor"
Ojala muchos niños y niñas de la Escuela dominical imitasen a Juanita, en cuanto a entregarse al Señor y servirle con fidelidad.

Texto extraído y adaptado de "El Sendero del Creyente"
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, si no a Jesucristo como nuestro Señor, y a nosotros como Sus siervos por amor de Jesus. 2 da. Corintios 4:5